Dosis óptima y crítica de humato de potasio y humato de sodio

Dosis óptima y crítica de humato de potasio y humato de sodio

Si, según nuestra hipótesis, con una concentración óptima de solución con agua se crean las mejores condiciones de penetración de humato en la planta, entonces la dosis óptima en mayor grado está relacionada con concentración óptima de humato en la plasma intercelular y dentro de la célula de la planta.

Los resultados obtenidos por “Agro.Bio” concolegas pueden ser interpretados aproximadamente de tal manera: que mojando toda la hoja, la relación del espesor reducido de la película a la solución de humato en la superficie de la hoja al espesor de la hoja a la concentración óptima de la solución debe ser 1:10 – 1:20, siempre que absorción compleja de esta película por la hoja. Con esta relación, la concentración de volumen de humatos en el plasma intercelular y dentro de las células será exactamente igual al valor obtenido por el método de la resonancia magnética nuclear (RMN).

Es muy importante para garantizar una eficacia alta de los humatos y la interpretación correcta de los resultados prácticos de su efecto, es comprender el hecho que en las dosis pequeñas mejoran la nutrición, aceleran el crecimiento y desarrollo de las plantas, incrementan su resistencia al estrés, y con las dosis altas – casi siempre suprimen el desarrollo de las plantas.

Entre el defecto y exceso de humato siempre existe una dosis óptima, con la cual el efecto positivo de los humatos se manifiesta bastante persistente. La dosis óptima corresponde al gasto en el cual se observa el efecto máximo de la acción total del humato en la planta. Es justo y para muchos otros estimuladores del crecimiento y sustancias nutritivas. Por ejemplo, el ácido indolacético es un magnífico producto para formación de raíces con concentración de 0,06 g/l, promueve el crecimiento del sistema de raíces de muchas plantas, pero con una concentración de 0,6 g/l suprime las malas hierbas y hojas de los árboles, es decir muestra las propiedades del herbicida. Todos cerealicultor conocen bien “encamados” de trigo en los lugares de los fertilizantes que fueron aplicados por casualidad y luego no fueron recogidos.

Para la aplicación foliar de los cereales recomendamos una sola dosis de 16,5 – 24 g/ha, expresada a 100% seca de principio activo con la aplicación de cuatro veces en una temporada. Actualmente, teniendo en cuenta la radiación solar aumentada, el agotamiento del suelo y otros factores, esta dosis puede resultar insuficiente y debe ser incrementada hasta 50 – 80 g/ha y en algunos casos hasta 100 – 500 g/ha.

Pueden haber diferencias significativas en la dosis óptima para diferentes cultivos. Además, el gasto de los humatos durante la aplicación foliar debe depender del método de aplicación a la planta y de las propiedades de la solución en sí. Con gotas grandes, una parte significativa de la solución puede drenar al suelo, y con una pulverización muy fina, parte de la solución puede evaporarse sin llegar a las hojas o transportarse por el viento.

Las dosis óptimas de aplicación de humato al suelo en estado seco o con irrigación se determinan como la garantía de la vida de las plantas y los microorganismos del suelo, y también como el mantenimiento de la estructura natural del suelo.

Después de analizar más de tres decenas de publicidades publicadas en Internet de los fármacos húmicos, hemos intentado hacer un resumen de las dosis recomendadas. Por desgracia, la mayoría de publicidad no tenía una información completa, ya que no estaba especificado si fue el contenido del principio activo, o si fue la dosis. Pero, según los datos de 9 publicidades hemos conseguidos los datos necesarios. Toda la información obtenida se reproduce sobre la base de cálculo de 100% de principio activo, y las dosis en kg/ha. Fue detectado que las dosis recomendadas se diferencian hasta diez veces: para la aplicación foliar de 0,17 a 3,4 kg/ha, para aplicación en las raíces de 1,12 a 12 kg/ha.

Las dosis críticas en práctica corresponden a los gastos con las cuales se marca el límite de detección del efecto positivo estadísticamente correcto (dosis mínima crítica) y límite de comienzo de inhibición de crecimiento y desarrollo de las plantas (dosis máxima crítica).

Fue determinado el contenido óptimo de humato en suelo con el cual la respiración de la planta se intensifica y excede significativamente el control y el límite superior de la dosis crítica, cuyo exceso conduce al deterioro de la respiración. Según los datos del autor, la dosis óptima es de 250 mg/l de suelo, y la dosis crítica – 350 mg/l. Expresando en principio activo, las dosis indicadas corresponden a 60 y 85 mg/l de suelo. Por desgracias estos datos no permitieron determinar la dosis mínima crítica. Nuestras propias observaciones indican el valor de dosis mínima crítica de 30 mg/l de principio activo. Interpretando estos datos hay que destacar que las dosis óptimas y críticas del humato aplicado en el suelo pueden diferenciarse bastante dependiendo del tipo y composición del suelo, y por eso cada vez deben ser seleccionadas mediante la investigación. Además la respiración de las plantas es uno de 16 factores de efecto positivo de humato, y su aplicación en el suelo – es sólo uno de los métodos para garantizar el efecto de humato en el sistema “suelo-planta”.

Para calcular el volumen de la dosis óptima y crítica de humatos obtenidos en la superficie de una hectárea del suelo, es necesario introducir un modelo de penetración de la humanidad desde la superficie del suelo en él o un modelo de mezcla mecánica de humato con el suelo (por ejemplo, al arar). En especial, en el supuesto sobre concentración uniforme de humato con el volumen de tierra con profundidad de 0,2 m, partiendo de los datos arriba mencionados, obtenemos la dosis óptima alrededor de 90 kg/ha, la dosis mínima y máxima críticas de 30 y 120 kg/ha respectivamente.

En realidad, en la mayoría de los suelos ya está cierta cantidad de las sustancias húmicas y es necesario aplicar no toda la dosis indicada, sino sólo la diferencia que falta. Por eso las dosis óptimas (o suficientes) de aplicación de humato en el suelo pueden ser bastante inferiores y según nuestros datos estar alrededor de 2 – 25 kg/ha. Para los terrenos ricos en humus (6% o más) la dosis de humato es de 2 – 5 kg/ha, para los terrenos con contenido de humus de 5 – 6% – 5 – 8 kg/ha, 3 – 5% – 10 – 12 kg/ha, menos de 3% – 12 – 25 kg/ha.

Si dibujar gráficas de experimentos de A.V.Trusevich hasta el nivel de cero, el contenido de humato añadido al suelo, igual que aquella en el caso de concentración de solución, de nuevo obtendremos el máximo bien destacado, a la derecha e izquierda del cual los resultados de efecto de humato serán mucho peor.

Si aplicamos el humato en forma seca (polvo o gránulos) o durante el riego, y también debido a la mezcla no homogénea según el volumen de terreno, puede surgir la cuestión sobre su concentración localizada y necesitaremos el modelo se su migración de las zonas de concentración local aumentada a las zonas de concentración insuficiente.

Las dosis arriba presentadas de aplicación foliar y para aplicación en el suelo se diferencian una de la otra, al menos en dos órdenes. Esta diferencia tan grande se debe a diferentes tareas, diferentes mecanismos de acción de humato y diferentes esquemas de su consumo por las plantas. Con esto se determina la selección de una tecnología para aplicación, como en el suelo, tanto en las plantas. En particular, aplicando los humatos en el suelo sería más racional combinarlo con otros tipos de tratamiento. El método más cómodo – aplicar el humato junto con los fertilizantes minerales. A continuación en el capítulo especial, demostraremos que el uso de tales mezclas, además de acondicionado del suelo, tiene una serie de las ventajas importantes. En este caso a los fármacos húmicos hay que aplicar los requisitos especiales – el tamaño de las partículas debe ser igualado a las gránulos de los fertilizantes minerales, y que sus resistencia permita a realizar tal mezcla sin dividir las partículas.

En caso de aplicación foliar los humatos se aplican durante el riego de las plantas, si esto no está previsto por la tecnología, o junto con aplicación de plaguicidas.